Esta no es una apología del señor Peña, no. Hay muchas otras cosas que criticar de él y de su partido. Esto es una invitación a que se critique en un plano político-económico que pocas veces se toma en cuenta para atacarlo.
Peña Nieto no es un pendejo, ni Andrés Manuel un peligro.
Sin darnos cuenta hemos caído en lo que tanto criticábamos a los medios de
comunicación. Vivimos desinformados y nos vamos por lo primero que encontramos.
Las señoras que votarán por Peña son engañadas en la televisión y nosotros en
las redes sociales.
Enrique no es estúpido, a él se le ocurrió esa frase “te lo
firmo y te lo cumplo” que tanto le ayudó en su campaña del Edo de México.
Intelectuales, estudiantes y anexos hemos formado ese
imaginario colectivo donde el candidato del PRI se ha convertido en el equivalente
a la Ninel Conde de la política que, dicho sea de paso, sospecho que tampoco es
tonta sino que tiene un problema serio de dislexia.
¿Cuántos libros se han leído en lo que va del año? ¿Cuántos
autores conocen? ¿Se saben el himno nacional completo? ¿Pueden ubicar la
capital de su país en un mapa? Angela Merkel no pudo con esto último.
El proyecto del Revolucionario Institucional, que se viste
de social demócrata, tira para lo neoliberal y es ahí donde debemos
preguntarnos si queremos ser la mano de obra barata que compita con países de
Asia; si queremos escuelas que conviertan al alumnado en perfectas máquinas que
nunca se quejan y aceptan las miserias que le dan las empresas; y si queremos que
el estado se vaya disolviendo para convertirse en sólo un pequeño administrador
del libre mercado.
Es curioso que algunos que defienden a López Obrador se
enojen cuando se le compara con Hugo Chávez porque les han vendido la idea que el
presidente de Venezuela es un dictador y un peligro para todos. Otra vez cayeron
en la trampa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario