domingo, 30 de septiembre de 2012

La primera prueba

Esta es mi primer intento de un poster.
Esta hecho con recortes de periódico a color sobre papel bond.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Nueva identidad

Hace ya un buen tiempo empecé este espacio y desde ese entonces no había cambiado el diseño del blog. Tal vez nunca encontré una forma de condensar lo que es esta bitácora para mi; una ventana llena de egolatría, enredos y absurdos que integran mi trabajo personal.

Después de cuatro años esta maraña empieza a tomar forma, forma de nube; ese objeto maravilloso que puede ser lo que uno quiera y siempre esta en movimiento.

Y para celebrar este descubrimiento hice una ilustración asistida por la técnica del dibujo automático, faltaba más.




Angonalgía, F y Torticoligénico.


Angonalgía

(del griego αγκώνα, codo y ἄλγος, dolor)  Es una enfermedad severa que se caracteriza por el afán excesivo de riquezas. En países tropicales se le llama simplemente dolor de codo por ser éste la parte del cuerpo donde, según la creencia popular, se encuentra la conexión errada de lo material con la felicidad.
Los síntomas invisibles pueden ser, aunque no limitarse, hidropesía; rostro pálido y amoratado; avejentamiento; y ser citado por textos bíblicos y curas en parroquias de pueblito.
Mira aquel hombre, pobre, padece de angonalgía.

F.

Contrario a lo que la mayoría de la gente piensa, la ‘F’ es la letra más sexual de todo el alfabeto, desbancando una vez más la equis ‘X’.
Inmediatamente corroboramos que la ‘F’ encabeza el follar, fornicar, fajar, to fuck, fapear, fantasear, facial, falo, y por supuesto la felación. 
Finalmente, basta con mirar la forma en que la ‘F’ fácilmente se liga a su vecino más cercano, para encontrar que siempre es partícipe de la fiesta y los favores fervientes.

Torticoligénico.

Dícese de aquella persona que, debido a su apariencia física (generalmente atractiva), causa al incauto un giro repentino de la cabeza y por consiguiente el dolor de la tortícolis.
Cuidado, aquella mujer es toritcoligénica; todavía me duele el cuello por voltearla a ver.