viernes, 17 de septiembre de 2010

San Juditas

Todos los 28 de cada mes ocurre un evento que atiborra de gente la estación del metro Hidalgo en la ciudad de México. Miles de fieles acuden a la iglesia de San Hipólito a venerar a San Judas Tadeo, un santo que compite en popularidad con la Virgen de Guadalupe y la Santa Muerte.
Las peticiones son varias y van desde curar enfermedades terminales hasta el aumento de senos. Y es que este santo es considerado como el patrono de los casos difíciles y desesperados, pero también, para la mayoría de los habitantes de la capital, como el santo de los “rateros y reguetoneros”.
En estos días los devotos, hacen de la avenida Hidalgo y sus alrededores toda una festividad, toman alcohol y se drogan, lanzan cohetones, hay comida y antojitos, juguetes varios y hartos suvenires como escapularios, cintillos, figurines, posters, playeras, y una gran cantidad de objetos alusivos. Es todo una feria de los marginados.
Pero para el habitante no creyente los días 28 son una molestia, el dinero de la quincena está a punto de acabarse y para colmo el metro está de pronto un poco más lleno, con demasiada gente. Los andenes se desbordan por tipos cargando réplicas de San Judas de tamaños que van desde el que cabe en la palma de la mano hasta los de escala 1:1, llenas de rosarios, listones y escapularios. El aire de repente se envicia con el aroma penetrante de solventes y suenan en las profundidades de los vagones los compases repetitivos de una balada de perreo.
Así el fiel sanjuditas es estereotipado como un criminal, su música desvalorada, su vestimenta objeto de burla y su culto es casi comparado con un rito pagano. El Reguetonero es encasillado como anatema del pueblo, el lumpen del marxismo, la escoria de los reaccionarios, la generación nini (ni estudian ni trabajan); pero una vez al mes toma el control del metro hidalgo, lo hace suyo; lo convierte en la estación de San Judas Tadeo.
La Intervencion
El ejercicio plantea revalorar el espacio como un lugar vivo, convertir un simple punto de transbordo, un No lugar, en un punto de encuentro social que ocurre una vez al mes.
La fiesta san juditas es la imagen del México desesperado y marginado, de un gobierno que no se interesa en el pueblo. Un México desempleado o que tiene que acudir al negocio informal o ilegal; de una juventud que vive al día y refleja solo una de las caras del marcado machismo que aun vive en el país pero muchos se niegan a ver disfrazándolo de caballerismo. Lo que ocurre en las esquinas de Reforma y la avenida Hidalgo es una imagen negada de la realidad.
La pieza se propone reemplazar los índices de la estación Hidalgo en las líneas 3 y 2 del metro por la de una imagen de San Judas Tadeo. Las intervenciones se planean hacer los 28 de cada mes contribuyendo a la transformación del espacio ritual. También habrá una acción especial durante los festejos del bicentenario el día 16 de septiembre como respuesta a la sobresaturación de una imagen mítica y prefabricada de la historia de México.