>continuación de
RetroSantitos.
Los SantosLas estaciones Hidalgo, Tepito, Doctores y la Basílica coinciden con los centros de devoción de San Judas, La Santa Muerte, Malverde y la Virgen de Guadalupe respectivamente. Figuras que se caracterizan por ayudar al pobre y marginado, ser el puente directo con el milagrito a cambio de una ofrenda, unos tequilas o una manda. Pero cada uno es también centro de polémica, desde lo oficial y aceptado de la Virgen hasta la clandestinidad de la “Flaquita”, cada santo tiene una historia de aceptación y discriminación en esta dialéctica de lo naco y lo fresa, del jodido y el pudiente, del proletariado y el burgués, del idólatra y el buen cristiano; un México de muchos mundos (algunos subterráneos) en el que ojalá cupieran todos.
Y es que la proliferación de estas manifestaciones es la imagen del México desesperado y rechazado, de un gobierno que no se interesa en el pueblo. Un México desempleado o que tiene que acudir al negocio informal o ilegal; de una juventud que vive al día porque mañana igual no la cuenta; de una crisis en la que entramos ya hace tantos ayeres y de la cual, contrario a lo que dicen por ahí, quien sabe cuando salgamos.
La Santa MuerteFigura de polémica, miedo y devoción; la Santísima se balancea entre
lo esotérico y lo tradicional, cumpliendo favores y paros a los que diariamente ponen en riesgo su vida.
El culto a “La Flaca” ha estado marcado por persecución y desacreditación. Es considerada la Santa de ladrones, pobres y narcotraficantes en una visión superficial. La Niña Blanca es vista por la iglesia católica como una imagen de culto pagano mientras la Tradicional se la apropia como sucedánea femenina de la virgen, figura tan adherida al imaginario del mexicano.
Los medios de comunicación crean todo un mito alimentado por bodas de famosos, malinformación y desprecio. Escritores se cuelgan de su fama para escribir ficciones estereotipadas. En los mercados fetichistas la Santísima cobra fuerza de espíritu mágico que cumple favores pero también los cobra a la mala.
La Flaquita vive entre dos mundos que se reclaman, de los que se cansaron de pedirle a san Judas o donde la virgen no les hizo el milagro y la Santa por lo menos les ayudará a que la vida no sea peor.