lunes, 5 de mayo de 2008

Bottless



Medio: Instalación
Un exhibidor muestra una serie de cinco recipientes de vidrio vacios. cada uno tiene un valor conceptual (valor simbólico o valor signo),y un valor monetario (valor de cambio).

Justificación y marco teórico
La anécdota a continuación me hizo inspírame a crear esta obra.
Un profesor nos contaba, para ejemplificar el buen uso de la retórica, que una vez paseando por las calles de la ciudad se encontró a uno de esos merolicos y le llamó la atención por lo que estaba vendiendo. El tipo aseguraba que las dos piedras que tenía en el piso, supuestamente imantadas, tenían el poder de traer la buena suerte y de servir como protectora del quien las posee, y para muestra tomó un picahielos y se lo introdujo por las fosas nasales, no había truco. Muchas personas cayeron en el juego, incluso con la trampa de que se tenían que comprar dos piedras para cada miembro de la familia. Poco tiempo después mi profesor se encontró que esa la habilidad de meterse un picahielos la podía hacer cualquiera, claro con mucha práctica.
Eso me hizo pensar en cómo ya cualquier cosa se nos vende, hasta piedras. Claro en este caso es un fraude, pero cuando se traslada a terrenos del arte se piensa dos veces.
La ya aceptada (resignada) inclusión del arte al mercado como un producto más ha vuelto a los productores en mecanizadores de lo absurdo, comprometidos a llevar el ritmo de producción tan cambiante y consumible los lleva a vender sus obras de cualquier cosa.
La obra que propongo debe entenderse como una sátira al mercado del arte que a continuación explicare.
¿Qué es lo que todavía no se vende? El aire —exceptuando un paisaje ciberpunk donde todos portan un tanque de oxigeno y es controlado por una poderosa y maligna corporación; o la oxigenoterapia—, es por eso que esta obra de un artista ficticio, se proponen cinco vasos vacios que en realidad contienen distintos tipos de aire.
Bottless
Patrick Lorenson
Escocia
Instalación
Frascos de vidrio, aire.

De origen irlandés emigró de temprana edad hacia Escocia donde se nacionalizó. Estudió arte en la Scotland School of Art, pero pronto se salió por las limitaciones académicas que le imponían sus profesores. Sobreviviente al movimiento “Break apart” Pat, como le dicen sus amigos, buscó nuevas maneras de crear arte, siempre transgrediendo las normas pero pronto logrando mucha reputación en las esferas del arte.
Actualmente expone su trabajo en la galería Echo Chamber de Valencia España.
Hoy en día su nombre aparece para marcas como Nike, Vans, Toy2R, Red Bull, Ene O entre otras.
Gracias a un acuerdo con la galería Echo Chamber, tenemos aquí en la Escuela Nacional de Artes Plásticas plantel Xochimilco, una pequeña exhibición de este multidisciplinario artista hecha específicamente para ser mostrada en México.
Saludos, Viktor Bañales leal.
Aire Ventral. Contiene algo maravilloso, un pedo del artista, pero no un pedo cualquiera, este gas en particular es el resultado de un proceso digestivo de una gran comida en uno de los más refinados restaurantes de la ciudad, un verdadero flato de High class. El valor económico aumenta al incluir el traje de gala, el vehículo usado, la propina etc. Pero vale la pena. La conjunción de la sabiduría de los mejores chefs del mundo, la fermentación de la fermentación de un vino añejado desde 1926 da un resultado casi alquimista.
Aire del Deseo. Otro involucra el amor, más bien el placer y la culminación, en el bote se mantiene el aliento de una prostituta cuando tuvo un orgasmo, nada mas delicioso. Que esplendida manera de mantener ese momento especial. Valor de la puta: $2500, hotel $1000, que el orgasmo no sea fingido no tiene precio.
Aire Alto. Pero qué tal si soy pobre y no puedo acceder a los placeres extranjeros o de la comida fina. Pues para eso se puede dar una respirada al aire de algo más cercano, una colonia como jardines del Pedregal a la que solo siendo de la servidumbre se puede obtener, ¿qué respiran los ricos? ¿Cuál es su ambiente, su olor?
Aire Bajo. Pero también está la opción para los que quieren sentir un poco de empatía por los pobres, el artista arriesgando su reputación logó tomar un poco de aire de los barrios más bajos de México en un día con 220 IMECAS. Capturando el olor de los charcos de los puestos de tortas, de laminas de cartón, etc. Irónicamente este tipo de aire cuesta más que el de las colonias ricas.
Aire Simulacra. Algunas culturas creen que el último respiro de una persona antes de morir es su alma, escapando al otro mundo. Así nuestro artista, subrepticiamente robó el aliento vital de algunos moribundos, capturando el alma de estos seres. Nadie sabe la esencia de los difuntos, tal vez fueron grandes artistas, violadores o simplemente “don nadie”.

Este experimento lleva al máximo la capacidad de consumo, se confunden los valores de un producto industrializado con el de la producción de una obra de arte —cosa que realmente pasa; se reta al coleccionista a capturar estas fugaces adquisiciones ¿realmente se puede vender aire—ojo los recipientes no están incluidos, como cuando ganas un cupón para un refresco gratis, pero solo liquido, aquí sólo se vende el aire contenido, bottless— con la bandera de arte? Yo diría que sí. Tal vez ya alguien se le haya ocurrido y nuestro artista ficticio no lo seria tanto, ¿o sí?

Etiquetas


Medio: Acto simbólico
Un hombre común (yo) pega etiquetas a la gente que pasa por ahí. Las estampas tienen escrito una ocupación, titulo o categoría social. Miden 10 cm x 2 cm, se piensa en aproximadamente 200 etiquetas. Está a consideración el registro fotográfico del evento. El lugar planeado es en la Escuela Nacional de Artes Plásticas debido a sus cualidades de lugar cerrado que permiten el proceso.

Justificación y marco teórico
En la sociedad actual dominada por el consumo, las personas son productos más del mercado. Se venden así mismas y su primera presentación ante el mundo es su título, ya sea de grado académico como vocacional. Pero esto nos hace preguntarnos si el significante (titulo vocacional) hace referencia al significado (practica real del ejecutante).
En la edad media, las vocaciones se transmitían de maestro a discípulo entonces se trasmitía el conocimiento de determinada “arte”; con la llegada de la industrialización esta práctica dio paso a la especialización. Ahora uno no puede meterse en la actividad de otro, cada quien tiene su rama y peor aún algunos no actúan bajo los “términos” de su supuesta profesión.
La obra “etiquetas” reflexiona, o más bien hace reflexionar, sobre la aparente importancia de tener “el papelito”, cuestiona sobre las verdaderas prácticas de quien se dice ser médico, artista, abogado, diseñador solo por tener un documento que lo acredita.
También pone en duda de quién se llama cristiano, budista o ateo. Ahora que la religión es un producto cultural en constante competencia —de hecho ya casi perdida lucha— con otras formas que prometen una satisfacción espiritual en un mercado de lo sacro profanizado.
Pero también crítica la todavía recurrente costumbre de etiquetar al desconocido, desde la dualidad naco[1]/fresa, pasando por las distintas formas de discriminación: la clase social y la raza, factores tales como el género, el origen étnico, la nacionalidad la filiación religiosa o la ideología política. Como dice Patxi Lanceros “la posmodernidad ha evidenciado una vez más la práctica imposibilidad de pensar sin etiquetas”.
Así yo, con la etiqueta de El Artista —una burla de mi mismo y del arte posmoderno, al darme el renombre de artista, y concibiéndome el poder de hacer cualquier estupidez y llamarle obra artística— me pongo a etiquetar a la gente, con títulos como: naco, el carita, Doctor, la gorda, gamer, el feo, diseñador, cristiano, músico, hombre, mujer, homosexual, obrero, negro, Licenciado en Diseño y Comunicación Visual, diputado, zorra, anarquista, rebelde, ñoño, albañil, etc. Pero sobresale el carácter aleatorio del proceso que evita el prejuicio y lo hace más divertido.
Se puede plantear una hipótesis ante la reacción de las personas al recibir tal categorización en su persona, aunque sería algo arriesgado. La inserción de esta inscripción en la persona inmediatamente destruye la intimidad del sujeto, su burbuja de espacio personal es traspasada y al mismo tiempo atacada por una imposición de un desconocido que de un modo absoluto te cambia tu nominación, tu significante. Esto puede dar como resultado una clara reacción en contra, que va de u simple no y ruptura a un verdadero episodio violento— que espero este si sea grabado.
El sistema de valores es puesto a prueba, que tanto una persona puede aceptar una imposición directa a una difuminada —la impuesta por los mass media por ejemplo—, la sociedad del vive y deja vivir reacciona cuando el ataque a su supuesta individualidad, fabricada por una pseudopersonalización de su estilo de vida, es alterada por un pedazo de papel que aparentemente no dice nada.
[1] Según Nelligan, el término “naco” es una palabra totonaca que significa corazón, evidenciado la clara discriminación a los pueblos indígenas, quienes son los principales portadores de esta denominación.