sábado, 7 de marzo de 2015

LeerMx o "Lo que importa está en su imagen"


Una vez más, el Consejo de la Comunicación (CC) saca a relucir su nueva campaña —realizada por la agencia de publicidad Leo Burnett — para impulsar la lectura entre la población mexicana. Con el slogan de “Lo que importa está en tu cabeza”, diferentes personalidades te muestran los beneficios de la lectura.

Este tipo de campañas muestran que lo que les importa a ellos es en realidad su imagen y no todas esas causas nobles en las que se cobijan. Al igual que el Teletón —que no se trata de evasión de impuestos— el objetivo del CC es promover que las empresas no solo les interesa el dinero si no un bienestar para todos, que las corporaciones son gente —como lo expresaría Mitt Romney— y que se preocupan por las demás gentes —aunque no especifica cuáles. Todo es parte del branding y para ellos da igual que el dinero se invierta en poner un anuncio en el Super Bowl o hacer una donación a alguna causa que esté de moda, con tal que al final cree una imagen amigable de la empresa.

Pero regresemos a la campaña de LeerMX; el 12 de enero del 2014 el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) y el CC firmaron un acuerdo para “trabajar juntos” en una campaña “que permita sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de la alfabetización y la lectura”. Sin embargo, en el brief que le dieron a la agencia que está haciendo la campaña de comunicación interna, se impone que "no debe haber ninguna mención del INEA ni de las palabras “alfabetización” o “analfabetismo”. En cambio, se pide que se incluya el copy: “si quieres saber más entra a: leermx.com”.

Al entrar a la página mencionada, uno se encuentra con un sitio pesimamente construido en cuestiones de diseño, navegación y maquetación. Pero los errores no solo saltan a la primera si no que al seguir navegando nos topamos con más fallas; como su buscador de bibliotecas que no funciona, un catálogo de libros que no filtra correctamente las categorías, errores de dedo que muestra que ni siquiera leyeron lo que iban rellenando, y muchas faltas más.


Pero el más grande problema es que el objetivo de la campaña “Tú puedes enseñar a leer” —ese horrible parche amarillo que le pusieron a las piezas ya establecidas— nunca se cumple porque en ninguna parte del sitio encontramos información acerca del INEA más que una pequeña nota en la sección de “Lo nuevo” informando el acuerdo con el organismo de gobierno. No vaya a ser que el INEA les quite brillo a su increíble labor humanitaria.

Finalmente toda esta idea romántica de la lectura como liberadora de la humanidad encaja muy bien en las prácticas del capitalismo cultural, donde el consumo masivo de cultura se ve premiado por reconocimiento por parte de los círculos en los que se desenvuelve el target principal de la campaña: los jóvenes. El impulso de la lectura por medio del CC viene vacío o más bien sesgado; te dicen que leas pero no específicamente qué sin embargo dan a entender que solo se trata de entretenimiento —el sitio se llama Diviértete leyendo. Y ojo, no estoy diciendo que el entretenimiento sea malo, se puede encontrar muy buenas piezas tanto en libros como en medios audiovisuales pero parece que últimamente el libro ha tomado otra vez el título de ser la llave mágica a la salvación y la TV como la encarnación de Satanás. 

En la obra Homo Videns, Giovanni Sartori resalta la importancia de la lectura como herramienta para construir un pensamiento abstracto, sin embargo, me pregunto qué pensará de novelas best seller que te dan todo digerido, en las que la descripción de los personajes y escenarios vienen tan detallados que no dan pie al desarrollo de la imaginación que ya de entrada esta atrofiado por las mismas referencias audiovisuales y clichés que uno encuentra cotidianamente.

En conclusión la lectura debe ir encaminada a no sólo obras de entretenimiento sino a otras áreas como la filosofía y las ciencias —artículos de divulgación real no esa basura como Muy Interesante o Conozca Más—, a textos de política y crítica social, a piezas literarias difíciles que exijan un mayor reto que el de pasar la página. No basta con conformarse que la gente lea Cincuenta sombras de Grey y de ahí se “pase naturalmente” a literatura de mayor calidad, porque eso no sucede en otros medios como la televisión o el cine que son aún más fácil de digerir. El problema de la lectura se debe atacar desde múltiples flancos al mismo tiempo pero si no se encamina —algo que no les conviene a las esferas del poder— solo son disparos al cielo esperando que alguna bala le atine a la liebre.

 

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